Urbanización
sin ciudad: ¿signo de los tiempos?
Hay,
por cierto, una arquitectura y un urbanismo que vuela con elegancia sobre los
Campos Elíseos de una reconocida excelencia acompañada de cerca por la fama de
las páginas satinadas de las revistas especializadas. Pero hay arquitectura y
urbanismo socialmente comprometido con el destino del habitar de las amplias
mayorías sociales, las que tienen derecho al mejor de los esfuerzos
profesionales.
Hay,
por cierto, una arquitectura y un urbanismo que se asocia estratégicamente con
la potencia de los agentes económicos y se pone al servicio de la especulación
inmobiliaria. Pero hay arquitectura y urbanismo socialmente comprometido con la
inclusión urbana del conjunto de los actores sociales que pueblan efectiva y
concretamente una ciudad, cada uno con necesidades y demandas particulares, así
como con genéricos derechos a la ciudad.
Hay,
por cierto, una arquitectura y un urbanismo que apuesta a la preservación
museificadora del patrimonio urbano a título de preservación congelada de una
Historia escrita en clave excluyente y hegemónica. Pero hay arquitectura y
urbanismo socialmente comprometido con el desarrollo histórico efectivo de las
arquitecturas y las ciudades que son mucho más que petrificados escenarios
explotados con fines turísticos.
Hay,
por cierto, una arquitectura y un urbanismo que destruye metódicamente el
ambiente y nos conduce al colapso ambiental. Pero hay arquitectura y urbanismo
socialmente comprometido con la sostenibilidad económica, ambiental y sobre
todo, social de los emprendimientos que deben concertarse en forma tan adecuada
y digna como decorosa.
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