Diversas
amenazas planean, como aves de rapiña, sobre nuestro vecindario.
Puede
que los azares de la especulación inmobiliaria consigan convocar a ricos &
famosos a nuestro costado. Con uno que se instale primero, otros le seguirán en
breve. La presión sobre el valor del suelo allí se volverá insoportable hasta
que haremos mejor en irnos a otro paraje. A eso, los entendidos le llaman gentrificación. La gente linda gusta de
rodearse de iguales y abomina de esos diferentes que no llegan a la necesaria
altura de lo cool.
Mientras
tanto, en otro vecindario puede repararse en un cierto y sordo proceso de
deterioro, según el cual aumenta día a día el deslustre del aspecto, acompañado
de unos inquietantes vacíos y tapiados, así como los fantasmas del subalquiler
y ciertos estigmas de pobreza urbana. A esto, técnicamente, se le llama tugurización. Es de prudentes retirarse
a tiempo antes que los valores inmobiliarios se derrumben por completo.
De
este modo se tiene una muestra (hay más factores, pero con esto basta de
momento) de lo que sobrevuela nuestro vecindario. Lejos está en mi intención
ponerle a usted nervioso, pero le recomiendo de corazón echar una mirada aguda
sobre su entorno inmediato para detectar a tiempo sus signos.
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