Jean-Léon
Gérôme (1824- 1904) Estudio de desnudo
(1904)
Las
moradas del hombre deben resultar, frente a las demandas sociales, adecuadas,
dignas y decorosas.
En
forma correlativa, las producciones arquitectónicas deben ser portadoras de
sendos valores efectivamente constatables. De esta manera, a la demanda de adecuación, el valor arquitectónico
correspondiente es el del confort,
esto es el ajuste de los requerimientos humanos por parte de las prestaciones
de los artefactos, las instalaciones y los lugares constituidos por la
habitación.
Por
su parte, a la demanda social de dignidad
le corresponde el valor de conformidad de
escala, que es la referencia mutua entre la condición humana del habitante
y su relación ética y moral con el lugar habitado: los lugares habitados deben
resultar condignos con respecto a sus habitantes.
Finalmente,
al decoro como demanda le corresponde
el apropiamiento como valor, es
decir: la plena identificación del habitante con los signos que la morada
ostenta. La morada realmente decorosa es aquella de la que el habitante puede
legítima y plenamente apropiarse en un sentido hondamente humano del concepto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario