Mercado
Agrícola de Montevideo
El
ejercicio de un urbanismo de inspiración humanista debe apelar a la
consideración del barrio como unidad urbana de carácter celular por una tercera
razón, agregada a las características de compacidad y complejidad, ya tratadas
antes.
Esta
tercera característica es la propia virtud de un barrio en tanto estructura
urbana que consigue la intensa y plena integración social de sus habitantes.
Así, las adecuadas intervenciones arquitectónicas y urbanísticas que operan en
la ciudad real son aquellas que promuevan la convocatoria, la interacción y la
sustentable integración social de los diferentes actores sociales que conviven
allí.
Por
ello, todas las iniciativas —que por cierto abundan— que apuntan a discriminar
públicos, simplificar los hechos sociales coexistentes y, en general, diluir la
intensa vida social en los lugares, deberán ser consideradas, a justo título, antiurbanas. Hay que saber que en
nuestras ciudades no siempre se apuesta a la virtuosa reivindicación del
barrio. Y nuestras ciudades sufren por ello, aunque aquí y allá celebran con
júbilo los pocos casos de acierto.
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