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¿Es inevitable la caída en la museificación?

Palazzo Pitti, Florencia

Puede tratarse de un palacio, de un hospital, de una estación de trenes.
Cuando el objeto arquitectónico declina en su funcionalidad, pero sobrevive airosa su peculiar conformación tectónica o su espacialidad o bien porque su inserción en el paisaje urbano es destacada y apreciada aún hoy, entonces se incurre en la persistente idea de transformarlo en un museo. Esta operación es peculiarmente lograda en muchos casos, pero cabe preguntarse: ¿es acaso inevitable la caída en la museificación?
Puede pensarse que en esta llamada (no sin alguna razón) sociedad del espectáculo, la museificación es una operación de puesta en valor. El mismo objeto arquitectónico parece valer más si, aparte de implementarlo en el uso, además se le contempla con especial atención.
Pero, si sigue generalizándose tal proceso, podemos llegar al extremo de encontrarnos a nosotros mismos posados en un pedestal, sometidos a la contemplación apreciativa y distante de algunos de nuestros congéneres que nos tomarán, a justo título, como piezas de exposición.

Y ahí te quiero ver.

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