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Instancias en una ética del decoro (I)


Félix Vallotton (1865 –1925) La sala roja (1898)

La Teoría del Habitar tiene un importante capítulo en una específica ética del decoro.
Una instancia especialmente señalada haría fundar el decoro arquitectónico en un principio de autenticidad. Así, el decoro no es otra cosa que la manifestación de una realidad humana, social y cultural, propia y diferencial de las personas que habitan un lugar. El decoro, entonces, no es un adorno, revestimiento ornamental o máscara equívoca, sino expresión auténtica de la condición humana de sus pobladores. En virtud de tal asunción, el decoro, en sí mismo, no es facultativo y contingente, sino necesario tanto ética como estéticamente.
Tal necesidad obedece a la legítima pulsión de la humanidad por proyectar su condición por sobre todo aquello que le contornea.

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