La idea de que una ciudad puede
ser pensada en términos de una armonización sonora escondida ha sido
recurrentemente explicitada. El reconocimiento de la presencia de una “melodía
oculta” o un “bajo continuo” en el substrato de las motricidades cotidianas es
estratégica para sustentar la viabilidad de una sonografía de los usos del
espacio urbano, que consistiría en tratar de distinguir, entre la actividad de
hormiguero de las calles y de las plazas, la escritura a mano microscópica,
desarrollo discursivo no menos “secreto”, “en murmullo”, que enuncian caminando
los transeúntes, cuyas actividades motrices son variaciones sobre una misma
pulsión rítmica de base. Es decir, que las trayectorias de los viandantes
implican apropiaciones del espacio colectivo de la ciudad y sería posible una
lectura cifrada de las secuencias funcionales y poéticas que protagonizan los
simples paseantes, un trabajo que lleva a una suerte de pentagrama las
calidades práctico-sensibles de los escenarios de la vida cotidiana.
Manuel Delgado,
2018
No hay comentarios.:
Publicar un comentario