Cornelis Corneliszoon
van Haarlem (1562 – 1638) La primera
familia (1589)
Cierta
arquitectura debe edificarse hoy sobre una ciencia hermenéutica del habitar.
Una
arquitectura que palpite con las energías de la vida, que se estremezca con el
roce de la piel, que respire queda los hálitos de quienes la habiten. La
novedad creativa no es otra que registrar el pulso de la humanidad aquí y ahora
con vocación de crianza del futuro. La innovación técnica no es otra que poner
las cosas al servicio de quien las opera, usa e implementa. La estética
oportuna no es otra que proliferar allí donde los cuerpos encuentran
confortable inmersión.
Se
trata de una ciencia de naturaleza hermenéutica, ya que, por ahora, el lenguaje
de los cuerpos vivos nos es relativamente hermético, cerrado su sentido sobre
sí y es preciso desbrozar su equívoca transparencia insignificante para que nos
alcance a guiar en la oscuridad apasionante donde nos movemos ahora, allí donde
buscamos los fulgores de certezas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario