Alrededores de
Florencia desde las alturas de los jardines de Boboli
Disfrutar
en calma de los paisajes es una señalada y constante demanda social que debe
ser atendida con rigor y sensibilidad por arquitectos y urbanistas.
Para
responder a esto, los profesionales deben, por una parte, cuidar, preservar y
cultivar con método y rigor los paisajes urbanos que sus urbanitas aprecian. Se
dice fácil; lo difícil es llevarlo a cabo.
Pero,
por otro lado, también debe atenderse a la situación de los fruidores
eventuales de tales paisajes. Es forzoso brindar los acondicionamientos
necesarios para que el urbanita esteta se emplace con calma para su
apreciación. Y no se trata de proliferar sin ton ni son con miradores y bancos.
Se trata de alojar con cariño y respeto a quienes están, por otra parte, en
condiciones de ejercer condignos cariños y respetos por los lugares que
constituyen, por obra y gracia de sus actitudes, paisajes urbanos especialmente
queridos y queribles.
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