Caspar van
Wittel (1653 – 1736) Piazza Navona (1699)
Cuando
la vista puede recorrer la línea que separa las cosas de la tierra contra el
cielo también tenemos una ocasión para una alegría esencial.
La
silueta de la skyline es un elemento crucial de reconocimiento e
identificación. Estamos cabalmente en un lugar toda vez que podemos apreciar
los pormenores y configuraciones diferenciales que hacen de cada emplazamiento
un lugar único en el mundo. La mirada se somete con gozo a la sucesión de
verticales y líneas de fuga, de acentos y expansiones, de alternancias de
valores recíprocos de luz-y-sombra.
La
línea del horizonte es el primer trazo —y por ello el más entrañable y crucial—
del mapa cognitivo de nuestro efectivo tener lugar.
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