Andrew Wyeth
(1917- 2009) Viento del mar (1947)
El
cuerpo del habitante es el autor flagrante de la síntesis de la forma de las
atmósferas habitadas. El cuerpo busca y consigue, por ello, respirar a sus
anchas.
El
contento con toda situación favorable se denota con una satisfecha inspiración.
Por cierto, el asombro por lo meramente escultórico o espacial de ciertos
ámbitos, tiende a cortarnos la respiración. Pero la localización verdaderamente
confortable satisface una situación de respiración profunda y calma. Suele
atribuirse una propiedad especialmente cálida y fresca a la vez al aire que se
comparte cuando nos encontramos a gusto en un lugar.
La
arquitectura propuesta por el cuerpo de los habitantes suele agradecer las tenues
cortinas rozadas por los soplos, la frescura en la piel y el bienestar
fundamental de la ventilación.
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