LABERINTO
No habrá nunca una puerta. Estás
adentro
Y el alcázar abarca el universo
Y no tiene ni anverso ni reverso
Ni externo muro ni secreto
centro.
No esperes que el rigor de tu
camino
Que tercamente se bifurca en
otro,
Que tercamente se bifurca en
otro,
Tendrá fin. Es de hierro tu
destino
Como tu juez. No aguardes la
embestida
Del toro que es un hombre y cuya
extraña
Forma plural da horror a la
maraña
De interminable piedra
entretejida.
No existe. Nada esperes. Ni
siquiera
En el negro crepúsculo la fiera.
Jorge
Luis Borges, 1969
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