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El derecho humano al decoro


Gustave Caillebotte (1848 1894) Joven junto a la ventana (1875)

Es para ser libres que tenemos derecho a lugares para habitar decorosos.
No debe entenderse esta libertad en el sentido restringido en que la concibió la ideología burguesa en los siglos XIX y XX. Se trata de una liberación integral del sujeto en cuanto ser social. Esto quiere decir: un proceso histórico por el cual los principios de igualdad y fraternidad dan lugar a la eclosión plena de la personalidad del ser humano en un orden social que, más que sujetarlo, lo contiene y alienta su autodesarrollo.
La consecución de lugares decorosos para vivir, difundidos en todo el cuerpo social, así como en la extensión integrada de los territorios poblados, es la condición emergente de una verdadera condición de personas libres en concierto pacífico con la sociedad que integran.
En estos oscuros tiempos, todo esto puede ser mal entendido como una pura expresión subjetiva de deseos. Pero ya llegará el momento en que aparezca como la única alternativa sensata para el futuro de la humanidad.

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