Kitty Lange Kielland (1843 – 1914) Interior parisino (1881)
Pareciera que la imagen de la
casa fuese la topografía de nuestro ser íntimo
Gaston
Bachelard
¿Es
posible acaso que la imagen soñada de la casa no fuese la topografía de nuestro
ser íntimo?
Es que,
en la vigilia, nos situamos proyectando nuestro ser en una esfera pericorporal
que roza, día tras día, la arquitectura íntima de la casa. Mientras en el sueño
los pormenores especialmente significativos de esta arquitectura se repliegan
sobre nosotros, con lo que incurrimos en la otra cara de la vida. Nuestro ser
íntimo es una suerte de espejo ¿o pantalla? que rota alternativamente hacia
“afuera” o hacia “adentro”.
Lo que
somos y constituimos, en el fondo, no es más que una habitación morosa y
ensimismada, una arquitectura sutil que confiere significados a todo aquello
que nos acostumbra contornear.
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