Hector Garcia
(1923-2012)
En toda
comunidad de esfuerzos, a poco que se avance en una mínima y precaria
complejidad, parece surgir, como una condena sistémica, la división social del
trabajo.
El
reparto de tareas es todo menos equitativo; es la piedra de toque de cualquier
jerarquía. Así, sobre cualquier elemento de diferenciación (género, origen,
condición, materia) se distribuye penosamente las tareas de Unos y Otros. Hay
que preguntarse si la presunta evolución tecnológica contribuirá a una más
equilibrada distribución de fatigas y desvelos.
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