Henry Wessel
(1942-2018)
Cuando
todo se sume en las sombras y nos hayamos en descubierto, el habitar se reduce
a un muy pequeño y muy valioso destello de luz.
Tan
valioso como pequeño. Sólo cuando interponemos una considerable distancia con
nuestra morada podemos reparar cuánto la apreciamos. Y desde esta lejanía es
que vivimos esta cualidad de constituir una luz en la cerrazón hostil del
mundo.
El
primer y también último mensaje de la morada es esa luz que vence a las
tinieblas.
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