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Dimensiones de una poética arquitectónica humanista (III)


Alec Soth (1969)

La amplitud conforme es quizá la dimensión primera del confort.
Es exigencia mínima y fundamental que el cuerpo desarrolle sus coreografías de modo tan adecuado como digno y decoroso. Por ello, la amplitud es la medida en que el cuerpo vivo en acción mide efectivamente el lugar habitado. Estas complejas operaciones deben acompasarse y conciliarse en los modos en que los sujetos se alían y compiten entre sí por las extensiones del lugar. La medida de la amplitud se manifiesta en los tonos diversos de las concéntricas esferas pericorporales mediante las cuales los habitantes danzan sus vidas. De esta manera, el acomodo conforme de las amplitudes supone un proceso meticuloso en donde el cuerpo se abre paso en espacio y tiempo, teniendo efectivo lugar.
Una arquitectura verdaderamente humanista debe considerar que debe un celoso servicio a la danza de los cuerpos habitantes, como patrón arquitectónico de composición y dimensionado fundamental, mediante la expresión de la amplitud conforme en todos y cada uno de los lugares habitados.

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