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Dimensiones de una poética arquitectónica humanista (V)


Stephanie Sinclair

Los interiores habitados deben contar con la hondura conforme a la propia de los sujetos que los pueblan.
Es que las personas se abisman hacia su subjetividad y el lugar que habitan debe registrar, amparar y cultivar esa interioridad constitutiva. Porque las personas no son sucintas en su ser, es necesario que los lugares que ocupen se desarrollen en profundidad, a efectos de dar a cada sujeto su lugar apropiado. Y quien reivindica las honduras subjetivas particulares, asimismo lo hace con los abismos psicosociales propios de los grupos.
Si comprendemos esto, comprendemos que la arquitectura puede servir a la constitución liminar de las personas en lo que le es más propio: el lanzarse, a la vez, hacia adentro y hacia afuera.

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