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La relación finalista entre el habitante y la contextura efectiva del lugar


Sonia Handelman Meyer (1920)

¿Dónde identificarse uno si no es en su propio lugar? ¿Dónde constituir un orden de referencias en el mundo si no es respecto al lugar propio? ¿De qué guardar memoria si no es de la peculiar contextura finalista del lugar que poblamos?
El sentido de la presencia anida en la vocación finalista del lugar. Somos aquello que somos de un modo concreto teniendo lugar, esto es, ofreciendo un semblante resguardado en el paisaje que nos circunda. Hacemos presencia en el lugar que nos aloja.
Pero también el lugar concreto ocupado por el cuerpo constituye el soporte de nuestro orden referencias que no permite andar por el mundo. Allí a donde nos dirijamos, lo haremos munidos de un hondo mapa cognitivo que tiene su crítico avatar allí donde constituyamos nuestro lugar en las circunstancias. Por ello, todos los mapas callejeros indican, con notorio énfasis, el punto en donde Usted está aquí.
Por otra parte, la contextura efectiva de nuestro lugar es la matriz en donde todas las historias y geografías pueden tener efectivo desarrollo e incumbencia subjetiva. El lugar, en definitiva, se superpone, en la conciencia, a la memoria del lugar.

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