Noell Oszvald
(1991)
Con los
brazos liberados de la labor locomotora, el cuerpo los abre hacia los costados
en toda su extensión para infligir una marca fundamental en el lugar: la
inscripción del abrazo del mundo. Es un gesto de beneplácito sobre la tierra
dominada tanto como una imprecación hacia el cielo al que rogarle. El abrazo
del mundo preludia toda acción y toda producción, porque ¿de dónde provendrán
las energías necesarias para todas y cada una de nuestras empresas. Por ello,
cada vez que abrimos con furor alegre los brazos, volvemos a celebrar nuestro
gesto arcaico y necesario. Por ello, cada ámbito que ocupamos con latitud
conforme es aquél en que podemos, gozosos y satisfechos abrir el abrazo del
mundo.

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