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Agenda urbana para la Teoría del Habitar

 

Aspectos cognoscitivos

Lugar y espacio urbano


Alan Shaller

La discusión en torno a la necesaria distinción conceptual entre lugar y espacio cobra una importancia mayúscula en el escenario urbano. En efecto, la operación de la espacialización moderna adquiere aspectos singularmente interesantes en la escala urbana del habitar. Los lugares urbanos pierden densidad existencial y presencia habitable en beneficio de una alienante situación puramente espacial de huidizas sombras de vida humana que se revela carente, anómica e insignificante.


 

La constitución del urbanita


Alan Shaller

Ha de distinguirse el sujeto urbano concreto —denominado aquí urbanita— del ciudadano, figura de un cierto deber ser normativo. Mientras que se trata, por una parte, de la condición de ser, de un modo de existir, de un estilo de vida urbanita, por otra se considera una investidura práctica, social, ética y política ciudadana. Así, los urbanitas padecen y cargan existencial y concretamente con la vida urbana tal cual se presenta, mientras que los ciudadanos aspiran a unas prácticas políticas, sujetados por el Poder y en ejercicio de formas discretas de insumisión.


 

La habitación urbana y lo urbano


Alan Shaller

Una vez que se ha reparado en la distinción, debida a Lefebvre, entre la ciudad y lo urbano, esto es, entre la ciudad como artefacto y lo urbano como producción social de vida urbana, es preciso asociar la habitación urbana, con todos sus pormenores, a lo urbano, al pulso vivo de la carne que tiene allí lugar. Se indagará así en cómo los urbanitas construyen sus vidas según hábitos específicamente definidos por su condición de habitantes. Se trata aquí de una anatomía y fisiología vivas de lo urbano: la ciudad en tanto sus habitantes la respiran, transpiran y, de cuando en cuando, contemplan con miradas nunca del todo satisfechas.


 

La ciudad y la urbanización


Alan Shaller

También ha de distinguirse entre la ciudad como constructo histórico y la urbanización como proceso de disolución de la ciudad moderna. Habrá que repasar con especial detenimiento los modos en que la ciudad persiste como obra de arte social a la vez que languidece en la fragmentación contemporánea. Y habrá, asimismo, que despejar los horizontes que permitan vislumbrar un futuro donde la ciudad pueda ser reconquistada por sus habitantes.


 

Aspectos ético-políticos

Etnografía de la vida urbana


Alan Shaller

La Teoría del Habitar debe acopiar de manera rigurosa y sistemática los aportes de una etnografía de la vida urbana que recoja con especial meticulosidad las prácticas sociales de la habitación de las ciudades. Cabe investigar, cómo, de modo concreto, los urbanitas sueñan y conciben su habitar, cómo la proyectan hacia el futuro, cómo la demandan políticamente, cómo la producen y cómo la consumen. En definitiva, se trata de investigar los ardides y astucias de que disponen los urbanitas para apropiarse, a su modo, de la ciudad que se les está hurtando en beneficio de la urbanización extensiva.


 

Ética del habitar urbano


Alan Shaller

El habitar ciudades tiene un componente ético que no es posible soslayar. Hay en el trasfondo de lo urbano un aspecto de práctica que se aspira a configurar como buena práctica social, esto es, un modo de llevar adelante la vida regulado por marco tan autoconstruido como autoimpuesto. Podemos preguntarnos, en todo momento, por el aspecto moral de nuestros comportamientos urbanitas y deberemos estar en condiciones de respondernos con conocimiento ético de causa.


 

Políticas del habitar urbano


Alan Shaller

La Teoría del Habitar la ciudad no puede soslayar de ningún modo su contenido político. La crisis de la ciudad contemporánea, en una gran medida, es política y esta característica vuelve ineludible el análisis específico, el examen de opciones y la defensa apasionada de utopías. Porque las ciudades siempre han sido utopías que consiguieron tomar forma efectiva en un futuro que sólo nos es dado conjeturar. Será necesario prestar particular atención a las movilizaciones sociales que luchan hoy por la reivindicación de derechos largamente postergados en esta materia.


 

Derecho a la ciudad y derecho a habitar


Alan Shaller

La formulación del derecho a la ciudad tiene ya un dilatado proceso histórico de elaboración y discusión. Puede que estemos en el umbral histórico que medie entre toda una reivindicación de la ciudad como obra de arte colectiva, como hechura política, como materialización locativa de lo social, por una parte, y la emergencia, en la conciencia social, de un derecho a habitar de naturaleza existencial, un derecho humano a tener lugar en cualquiera de sus escalas. Mientras que la ciudad moderna agoniza, la pequeña llama de una utopía no hace más que comenzar a encenderse.


 

Aspectos estético-productivos

Estética del habitar urbano y de la condición urbanita


Alan Shaller

La condición urbanita propone a la ciudad unos modos particulares de habitarla, con los que la ciudad, hospitalaria, gusta proponer formas y figuras urbanas, con los que elaborar, en interacción, unos concretos estilos de vida mediados de manera particular en cada ciudad. Hay modos de tomarse un café en Nápoles que difieren de los hábitos de degustación en el Tortoni de Buenos Aires. Si bien hay un ensimismamiento común, un consabido sentido de la pausa, el orden de las sensaciones nunca es el mismo. Una estética del habitar las ciudades debería detenerse en las singularidades que tienen las experiencias más corrientes. Porque estas experiencias corrientes marcan, latido por latido, el pulso de la vida en cada ciudad y es bueno saberlo y disfrutarlo con plena conciencia,


 

Poética del habitar urbano




Alan Shaller

Hay maneras de producir lo urbano. Desde las más humildes a las más sofisticadas, tales maneras tienen una común contextura poética: hay modos de permanecer en soledad coexistiendo con millones de personas, hay modos de vencer distancias por obra de las más taimadas errancias, hay modos de perder, para siempre, la oportunidad que nos salvaría. Es una poética de desengaños, de ilusiones extraviadas por ahí, de deseos que se resignan con añoranza. Una Teoría del Habitar la ciudad no puede ignorar esta poética, so pena de privarse de la sustancia última de lo urbano.


 

Producción de lo urbano y producción de la ciudad


Alan Shaller

La Teoría del Habitar debe explicanos cómo es que los transeúntes producen la ciudad paso a paso, cómo los habitantes de los enclaves traman sus estrategias de acción, cómo los que trasponen, día a día, los umbrales que proliferan en la vida urbana, se las arreglan para conferir sentido y oportunidad a la arquitectura urbana. Para ello debemos reparar en los modos que las huellas de los caminantes escriben su historia sobre el palimpsesto urbano. La producción de lo urbano no lo es todo en la producción de la ciudad, es cierto, pero es preciso reconocer que, sin la primera de las operaciones, la segunda perdería gran parte de su sentido y su rumbo particular.


 

Proyectos humanistas de vida urbana


Alan Shaller

La Teoría del Habitar comienza con el tratamiento detenido de la condición humana habitante para concluir, luego de un extenso período, no muy lejos del punto de partida: cómo habitan las personas, según su disposición constitucional y cómo deberían habitar las personas, según los horizontes éticos que estas mismas personas se den a sí mismas. La Teoría permite vislumbrar proyectos humanistas de vida urbana una vez que parte de reconocer que son los urbanitas los que le otorgan sentido y sustancia viva a lo urbano y que concluye con la entrevisión de un mundo en que las ciudades abran paso a la humanidad triunfante en su merecida y ganada condición de libertad, igualdad y solidaridad. Son, en todo caso, proyectos, en plural, porque cada lugar particular del mundo merece ser habitado en sus peculiares condiciones por unos colectivos humanos que deben, de modo necesario, grabar su impronta singular en la piel urbana.


 

Perspectivas de futuro


Alan Shaller

¿Qué es la vida? Un frenesí.

¿Qué es la vida? Una ilusión,

una sombra, una ficción,

y el mayor bien es pequeño;

que toda la vida es sueño,

y los sueños, sueños son

Calderón de la Barca,1635

Sólo nos resta soñar.

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