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Ámbitos y amparos



Todo territorio habitado se articula fundamentalmente en torno a la constitución diferencial de ámbitos y amparos.
Los ámbitos son lugares abiertos a la acción y el tránsito humano, mientras que los amparos se manifiestan como figuras gestálticas cerradas que alojan las estancias del hombre. Los estatutos de ámbito y amparo están dialécticamente engarzados: una calle constituye un ámbito por su carácter abierto al desplazamiento, pero, a la vez, constituye un amparo con el acondicionamiento de sus pavimentos y con las figuras de las fachadas que cierran su configuración vivida. Por otra parte, una sala se constituye obviamente como amparo en la configuración de sus cerramientos que articulan un dentro con un afuera con respecto al cielo, a la tierra y al horizonte; a la vez, avían espacio para la acción y para la disposición de las cosas del vivir habitando también un ámbito.
La síntesis de la forma de ámbitos y amparos es la materia primordial de una arquitectura que tenga al habitar como finalidad.

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