La arquitectura
abarca la consideración de todo el ambiente físico que rodea a la vida humana;
no podemos sustraernos a ella, puesto que formamos parte de la civilización,
porque la arquitectura es el conjunto de las modificaciones y alteraciones
introducidas sobre la superficie de la tierra, para las necesidades humanas,
exceptuando el puro desierto. Tampoco podemos confiar nuestros intereses
arquitectónicos a un pequeño grupo de hombres instruidos, encargarles buscar,
descubrir, moldear el ambiente donde habremos de vivir y luego maravillarnos de
aprehenderlo como cosa bien hecha; esto concierne en cambio a nosotros mismos,
a cada uno de nosotros, que debe vigilar y custodiar el justo ordenamiento del
paisaje terrestre, cada uno con su espíritu y sus manos, en la medida que le
concierne
(Morris, 1881)
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