Augusto
Ballerini (1857- 1902) La cascada de
Iguazú (1892)
Allí
donde el espectáculo de la Naturaleza desborda toda la medida de lo apreciable
con los sentidos, allí donde las fuerzas superan con exceso los más denodados
esfuerzos humanos, allí donde se revela la tensión entre las fuerzas
elementales del planeta y la empecinada vida que se asoma, allí radica lo
sublime.
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