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Algunas notas leídas en las esferas de Peter Sloterdijk: Decimotercer fragmento

Sería fácil demostrar que el individualismo moderno sólo pudo entrar en su fase álgida cuando en la segunda mitad del siglo XVIII comenzó la general excomunión de la placenta. El estamento médico oficial, como si se tratara de una inquisición ginecológica, tomó a su cargo garantizar que la recta creencia en el haber-nacido-solo se anclara finalmente en todos los discursos y disposiciones de ánimo. El positivismo individualista burgués, frente a débiles resistencias del romántico compañerismo anímico, impuso socialmente la radical e imaginaria incomunicación de los individuos en los senos maternos, en las cunas y en la propia piel.
(Sloterdijk, 1998: 350)

Comentarios

  1. Cierto, nos olvidamos de la placenta. Y nos olvidamos de una primera esfera, plácida y abrigada como pocas.
  2. Cuando recordamos la placenta atisbamos a comprender que no “somos” en el espacio, sino que se nos ha abierto, con la concepción, un lugar, ese lugar íntimo que nunca abandonamos, hasta donde y cuando nos dé el aliento.
  3. Parodiando a Ortega y Gasset: yo soy yo y mi esfera.

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