Albert Edenfelt (1854- 1905) En el
aposento del niño (1885)
Se
puede conceder que este lugar no es un templo religioso, por cierto, sino un
lugar doméstico por excelencia. Sin embargo, tiene su carácter sagrado: allí un
humano ha echado a andar. Y eso lo consagra.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario