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Atmósferas

Alice Boyd (1825- 1897) Vista desde la casa del balcón, Tynemouth, (1864)


Aquello que habitamos, siempre y en principio, unas atmósferas respirables.

Arquitectura del aire

Pueden desdeñarse las febriles ensoñaciones que ascienden y se sustraen a las leyes de gravedad de la realidad.
Pero nos sustraeríamos de esta manera el mecanismo más poderoso para crear, en el sentido estricto de la palabra. Las arquitecturas comienzan siendo hálitos, vagarosas atmósfera a las que, no sin dificultades, se les confiere forma. Por esto es que Neruda dice, con todas las letras: Yo construí la casa./
La hice primero de aire. /Luego subí en el aire la bandera.

Porque lo primero que debe constituir una arquitectura es una atmósfera respirable.

Construcción y significado

Richard Moser (1874- 1924) El Heiligenkreuzerhof en Viena (1909)


No se trata de meras cosas construídas, por magistrales que resulten: se trata de arquitectura, que es una práctica productiva compleja que tiene a la tectónica como componente

Arquitectura y tectónica

Para muchos, por arquitectura debemos entender el arte —o la técnica— de construir.
Esta no es una operación apropiada, ya que subsume una práctica social compleja apenas en un aspecto de sus manifestaciones. En efecto, la arquitectura, en sí misma, ampara y promueve la construcción como instrumento materializador de una práctica social que también incluye los aspectos proyectuales e implementadores en el habitar. Así, la arquitectura, como práctica productiva social no se restringe a producir cosas construidas sino también ideas, conceptos, discursos y teorías que buscan ratificarse en la vida social.

La arquitectura, en resumen, es el ámbito que confiere sentido social completo a la tectónica, la que concebida aislada de su marco, se reduce a una mera práctica eficaz. Y la tectónica es mucho más que una mera práctica eficaz.

Escuchar atentamente

Albert Einstein y Carlos Vaz Ferreira en Montevideo, 1925


Las evidencias de la física hacen necesaria una profunda revisión de nuestras representaciones y operaciones con el espacio.

Geometría y física del espacio

Las herramientas con que nos servimos para intervenir en el espacio son aún la geometría euclidiana y la física newtoniana.
Sin embargo es dable observar que, mientras el espacio euclidiano-newtoniano es isótropo, homogéneo y continuo, el lugar concreto en que operamos en arquitectura es anisótropo, heterogéneo y discontinuo. Nuestra representación del espacio, es en cierto sentido falaz, aunque nos permite operar de un modo relativamente satisfactorio todavía.

Habrá que tener, en consecuencia, una actitud expectante y un espíritu vigilante ante otras geometrías y físicas ya no del espacio, sino del lugar.

Cuestiones de apertura (62)

¿Con qué condiciones es posible desarrollar una teoría de la función, sin caer, necesariamente, en la ideología del funcionalismo?

Pasillos

George Tooker(1920- 2011) Puertas (1953)


A los pasillos llegan asordinados los rumores de la vida confinada en las habitaciones, reductos de la intimidad. Así, los pasillos unen cuanto separan

Plumas ajenas: Santiago de Molina

Del pasillo, triunfante modo de comunicación de la modernidad funcionalista, podemos decir que tiene su origen no en la voluntad de unir estancias con una circulación compartida, sino de separarlas para facilitar la privacidad y discriminar la circulación. El pasillo, de hecho, tiene su origen en el esfuerzo para evitar la interferencia entre los señores de una casa y su servicio. Una paradoja ésta, la de separar en lugar de comunicar, que aún hoy sigue siendo una poderosa fuente de posibilidades.

Santiago de Molina, 2016

Arquitectura del pensar

Gustave Léonard de Jonghe (1829- 1893) Pensamientos (1893)


Quizá nada haya mejor que una ventana cerca de la cual situarse confortablemente a pensar. Para eso es que se practican algunas ventanas.

¿Para qué sirve una ventana?

Las ventanas, si confiamos en la etimología de la palabra, están en principio para ventilar.
En realidad, las ventanas, como tales, están en los muros para desempeñar diversos papeles. Iluminar los interiores, vincular a éstos con el exterior, desahogar el lugar, imponer —junto a otras— un cierto ritmo a la fachada, aligerar de ésta última su peso físico y formal, administrar las vistas sobre el entorno inmediato… Parecería que la función de lugar especial para la meditación también le es propia, sólo que aparece tardíamente en la conciencia.

¿Y si fuese ésta finalidad la principal en una ventana? Entonces, el lugar de ésta sería considerado con mucha más atención, si no es que fuera la atención debida.

Transeúntes y calles

Camille Pissarro (1830- 1903) La calle Saint honoré en la tarde. Efecto de lluvia (1897)


En nuestro pensamiento deberían estar primero los transeúntes y sólo luego la calle ciudadana.

Las cosas en su sitio

Vivimos en una civilización tan reificadora que cuando nos mencionan la palabra “ciudad” pensamos en edificios, calles y plazas. Pero sólo después de advertirlo, pensamos en la gente, esto es, en los ciudadanos.
Sin embargo, una ciudad, ante todo es una comunidad de asentamiento, lo que quiere decir, un conjunto organizados de personas que pueblan un emplazamiento. Luego, la ciudad conforma un lugar, esto es, un sitio habitado por esta comunidad. Sólo después de todo esto es que se erigen edificios, calles y plazas.

¿Por qué razones —o sinrazones— nuestras ideas invierten la jerarquía real de los términos en beneficio de las cosas?

Hacia las honduras del sueño y el deseo

Massimo Barbieri (s/d) ¿Por qué los libros son siempre mejores que los films? (2009)


La hermenéutica arquitectónica podría tener dos cometidos: uno, interpretar los sueños y deseos del habitar; otro, promover y estimular estos sueños y deseos.

Los objetos examinados por la hermenéutica arquitectónica

En principio, la hermenéutica arquitectónica tiene al menos dos objetos principales a examen.
En un primer caso, es necesario sondear en profundidad la demanda de habitar formulada en la escala social de los comitentes. Se trata de una demanda puntual, específica y particular.
Por otro lado, también deben estudiarse metódicamente las demandas sociales expresadas como reivindicaciones en términos de activismo social. En este caso se trata de demandas y requerimientos genéricos, típicos y resultado de amplios consensos.

Puede sospecharse que los estudios de estas dos dimensiones de la demanda social del habitar deberán desarrollarse pareja e intercomunicadamente.

Cuestiones de apertura (61)

¿Cómo podría indagarse en la teoría del habitar con respecto a la ceremonia y la fiesta?

Arquitectura corriente para los comunes

Pietro Marussig (1879- 1937) Figuras en el balcón (1921)


Aunque la mayoría de los estudiantes de arquitectura dirijan su atención a los objetos singulares de la arquitectura de autor, alguno que otro podría aprovechar las lecciones de la arquitectura corriente.

Finalidades

Hay una arquitectura monumental, destinada a la gloria en la memoria social de aquellos o aquello que merece, de alguna manera, el honroso título de memorable.
Hay una arquitectura mayestática, cuya finalidad es señalar una clara distinción social y cultural de los lugares ocupados por sujetos destacados o destinados a usos que se tienen por singularmente calificados.
Hay también una arquitectura de autor, efusión exquisita de los maestros de la profesión, que demuestran sus virtudes, por encima de toda otra consideración, incurriendo aquí y allá, en obras maestras y, en todo caso, objetos singulares.
Todas estas finalidades son, por supuesto, muy legítimas y respetables, a la vez que señalan las condiciones de excelencia. De las arquitecturas monumentales, mayestáticas y de autor, los estudiantes aprenden provechosas lecciones para su futuro profesional.

Pero hay, por otra parte, arquitecturas comunes y corrientes, que se contentan con conformar contextos y que se destinan al fin de ser habitadas. Estas arquitecturas también tienen condiciones de excelencia y algún estudiante podría, de tanto en tanto, aprovecharse de sus lecciones.

Múltiples usos del fuego

Anónimo Brujas cocinando


Existe una fuerte asociación entre el fuego, la comida, la magia, la alquimia y el misterio que rodea unas llamas puestas a trabajar.

Cerca de las llamas

Desde que el fuego ha podido ser un recurso de la actividad humana, se ha convocado en torno suyo tanto la sociabilidad comunitaria como el misterio.
Por una parte, la preparación y el consumo de la comida aparecen indisolublemente vinculados al intercambio lingüístico. Con el vientre lleno es posible el pensamiento especulativo y la reciprocidad comunicativa, es posible la ceremonia del simposio.
Por otra, el misterio de la constitución (¿de qué sustancia se trata?) y de su comportamiento —transformador de recursos en comidas, tanto sanctas como non sanctas— no anda muy lejos del fuego la magia, la alquimia, cierto saber ancestral de las mujeres que preparan tanto las delicias más sublimes como los maleficios más oscuros.

El fuego se emplaza, en el habitar de los seres humanos, en el cruce de los caminos que unen y separan, a la vez, lo crudo de lo cocido, el remedio del veneno, las ofrendas a los dioses de las ofensas al hostil.

Aquellos paisajes

Meindert Hobbema (1638- 1709) Camino de Middelharnis (1689)


Un paisaje es una estructura que articula a su modo particular el cielo, la tierra y el horizonte. Son claves para la caracterización las relaciones mutuas entre los elementos y la composición relativa de los patrones básicos y las proporciones entre las diversas dimensiones del espacio.

Paisajistas

Gran parte de lo que creo saber sobre los paisajes se lo debo al magisterio callado de los pintores que decidieron salir de sus estudios y plantar los caballetes à plein air.
Es que lo que se aprende mirando por encima del hombro del pintor de paisajes es insustituible para aprender a ver. Aprender a ver no es posar cualquier mirada, sino consiste en acomodar la atención, seleccionar, jerarquizar, conferir valor, en todo caso hacer de una escena un cuadro.
Del continuo ocurrir de las cosas en la naturaleza, el ojo del pintor selecciona y estructura aquellos rasgos que registrará, morosa y sensiblemente, en telas y papeles. Y dejará testimonio de toda su labor.

Los pintores de paisajes no enseñas sólo con sus resultados. También enseñan con sus procesos.

Siesta

Frederick Arthur Bridgman (1847- 1928) La siesta (s/d)


Puede —y debe— percibirse una sutil aura sagrada en la escena: ni más ni menos Una Persona Duerme en Calma en su Lugar del Sueño.

El lugar del sueño

Abandonarse al sueño es tarea delicada.
Antes que las comodidades de un lecho suave, debe asegurarse el cobijo de la confianza. A las condiciones físicas adecuadas les acompañan de cerca sentimientos de seguridad y reserva. Por ello, el lugar del sueño tiene carácter sagrado, tanto como es habitual.

Quizá sea oportuno poner en peculiar valor esos sitios que acarician el cuerpo en forma tan recurrente como callada.

Cuestiones de apertura (60)

¿Puede el confort considerarse una suerte de lenguaje?

Plumas embriagadas

Diego de Siloé (1490- 1563) Escena perspectiva (s/d)

Munidos de profundos y elaborados conocimientos de la geometría, los arquitectos dominan soberanos el territorio del espacio representado.

Cuidado con las sobredosis.

Lujos y miserias de la representación del espacio

Munidos de profundos y elaborados conocimientos de la geometría, los arquitectos dominan soberanos el territorio del espacio representado.
Es humanamente comprensible la embriaguez de creer, luego de prolongados y disciplinados esfuerzos, que, mediante el dominio de la representación del espacio, se subyugan asimismo la arquitectura y el comportamiento de quienes la habitan. Se trata de embriaguez aguda, ya que la representación del espacio abstrae, mientras que la arquitectura, el lugar y los habitantes persisten en su carácter concreto.

De allí el equívoco frecuente de concebir la arquitectura ex nihilo, a partir de una hoja o pantalla en blanco, que nihiliza precisamente el carácter muy concreto del lugar.

Observar, interpretar, ejercer la duda

Caravaggio (1571- 1610) La incredulidad de Santo Tomás (1602)


La arquitectura no solo debe contentarse con el diseño y la construcción de cosas: debe prestar una aguda atención a los hombres que las habitan. Observar de cerca, interpretar con método y ejercer la duda racional es una consigna posible para el aspecto hermenéutico de la arquitectura.

Arquitectura: diseño, construcción y hermenéutica

Para algunos, la dimensión arquitectónica por excelencia es la del diseño. Arquitectura es proyecto me ha espetado alguno, ante la sospecha que me animara a murmurar  que la arquitectura fuese otra cosa. Por los tiempos de Vitruvio el quid estaba en la construcción, en el resultado palpable y contundente. Pero, pese a quien le pese, hay otra dimensión, intrínsecamente arquitectónica y por ello, necesaria: la hermenéutica de la condición de habitar

Esto quiere decir, sencillamente, que nos debe animar una atención intensa, una escucha humilde, una disposición simpática con las más profundas pulsiones de los seres humanos emplazados en los lugares. Y luego, proyectar y construir en consecuencia.

Un lugar en Valparaíso

La Sebastiana, residencia de Pablo Neruda en Valparaíso


Seguramente, no aparecería en ninguna satinada revista de arquitectura. Sin embargo, respira intensa y quedamente una atmósfera feliz y sabia de quienes saben habitar.

Un poeta busca una casa así


“Siento el cansancio de Santiago. Quiero hallar en Valparaíso una casita para vivir y escribir tranquilo. Tiene que poseer algunas condiciones. No puede estar ni muy arriba ni muy abajo. Debe ser solitaria, pero no en exceso. Vecinos, ojala invisibles. No deben verse ni escucharse. Original, pero no incómoda. Muy alada, pero firme. Ni muy grande ni muy chica. Lejos de todo pero cerca de la movilización. Independiente, pero con comercio cerca. Además tiene que ser muy barata ¿Crees que podré encontrar una casa así en Valparaíso?”
Pablo Neruda, 1959

La encontró y la llamó La Sebastiana. Por cierto, no se trataba sólo de una casa, sino de un lugar en Valparaíso para vivir.

Levedades

Richard Edward Miller (1875- 1943) El asiento en el jardín (s/d)

El ligero gesto de interponer un sumario parasol constituye el lugar y consigue en ocasiones evanescentes arquitecturas que solicitan una sensible atención. La arquitectura del lugar tiene así origen en los gestos del cuerpo.


Resguardo

En el habitar humano, el resguardo o refugio es un aspecto elemental y primitivo.
Supone una instancia de mínimo ajuste en la articulación del lugar, de un sumario acondicionamiento, de un leve ajuste en las reglas de juego. De todas maneras, se constituye un lugar: la presencia humana, por más avara que sea en manifestaciones, consigue volver a un mero sitio una arquitectura habitada. Siempre constituye algo más sofisticado que una simple y animal guarida, aunque puede ser ejemplarmente leve.

Conviene detenerse en tales sutiles efusiones de la condición humana en la constitución de lugares.

Cuestiones de apertura (59)

¿Qué novedades trae el fenómeno de la globalización a nuestro habitar contemporáneo?

Umbral crítico

John William Waterhouse (1849- 1917) Psiche entra en el jardín de Cupido

Trasponer un umbral siempre tiene algo de crítico, de crucial, de advenimiento. Sin embargo, ¡Cuántas veces nos olvidamos de ello cuando nos limitamos a pasar banalmente por una puerta!


Zonas sensibles

Las trazas de los muros delinean la forma de las estancias, pero es en la conformidad de los umbrales en donde se desarrolla la estructura íntima de los lugares habitados.
Hay una figura que enlaza a los diversos umbrales entre sí, que los dispone jerárquicamente, que los compone en secuencias; esa figura es la propia de la estructura de la arquitectura del lugar. Y esto porque los tránsitos de los cuerpos experimentan los rituales del paso, se estremecen con levedad y viven efectivamente el lugar.

Cada umbral es un caso de una particular sensibilidad en la relación íntima del cuerpo con los lugares que habita.

Caminos que siempre son de vuelta

Camille Pissarro (1830–1903) Entrada al Pueblo de Voisins (1872)

Y aunque no quise el regreso,

siempre se vuelve al primer amor.

El tango de la vuelta

Los lugares originarios tienen la virtud de promover el regreso.
Desde ellos se diseminan las sendas de salida al mundo. Por prolongados que resulten los desplazamientos, en el espacio tanto como en el tiempo, siempre queda el recurso de volver sobre los pasos, replegarse hacia estancias más o menos extensas, más o menos duraderas. Si con el tránsito hacemos de la vida una aventura, con la vuelta a las estancias construimos lo que habitamos.

Quizá uno no consiga nunca separarse mucho de sus lugares originarios.

Calidades del agua

Anders Zorn (1860- 1920)  En Sandhamn (1906)

El ser consagrado al agua es un ser en el vértigo (Bachelard)


Plumas ajenas: Gaston Bachelard

No nos bañamos dos veces en el mismo río, porque ya en su profundidad, el ser humano tiene el destino del agua que corre. El agua es realmente el elemento transitorio. Es la metamorfosis ontológica esencial entre el
fuego y la tierra. El ser consagrado al agua es un ser en el vértigo. Muere a cada minuto, sin cesar algo de su sustancia se derrumba. La muerte cotidiana no es la muerte exuberante del fuego que atraviesa el cielo con sus flechas; la muerte cotidiana es la muerte del agua. El agua corre siempre, el agua cae siempre, siempre concluye en su muerte horizontal. A través de innumerables ejemplos veremos que para la imaginación materializante la muerte del agua es más soñadora que la muerte de la tierra: la pena del agua es infinita.

Gaston Bachelard, 1942

Salud a los trabajadores en su día

Giuseppe Pellizza da Volpedo (1868- 1907) El cuarto estado (1901)