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Fines

Ferdinand Knab (1834–1902) Palacio en un lago de montaña (1876)

Una obra arquitectónica constituye, en la mayoría de los casos, una estructura material durable, pero siempre instituye una estructura de fines.
La directriz principal de esta estructura de fines es la de conformar un lugar. Esto implica: transformar un sitio físico en un emplazamiento habitado. La arquitectura del lugar, en consecuencia ordena todos otros fines a este imperativo fundamental.
Un edificio es apenas el aspecto material —no siempre necesario— que supone un dispositivo rector de la organización superior de fines que instituye un lugar habitado. Un edificio es un entramado de significantes materiales que adquiere sentido en su relación —arquitectónica— con el contexto. Un edificio es sólo un punto singular en un sistema ordenado de lugares que dan forma al habitar la tierra, precisamente en un determinado emplazamiento. Un edificio es, entre otras determinaciones, un medio para un cabal fin en sí mismo que lo trasciende.

Debemos levantar, en cierto modo, la mirada. Dejar por un momento de apuntar al artefacto diseñado y construido y mirar más lejos y más alto: hacia allí donde se encuentra el habitar del hombre.

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