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Plumas ajenas: Miquel Bastons (V)

Mientras a los espacios físicos se les dota de una extensión fija y determinada, marcada por límites precisos, los espacios prácticos gozan de una extensión flexible; mientras los primeros imponen límites fijos, los segundos se amplían al compartirse. El espacio urbano ha dejado de ser el abstracto espacio euclídeo. Desde el momento en que aparecen los grandes sistemas de transporte y comunicación, el espacio empieza a ser medido en términos de tiempo y no de distancias. Así el espacio urbano puede "comprimirse", extenderse", o "invertirse", como en una pieza musical, se crean ámbitos y se cancelan, se aceleran o se detienen.  
Miquel Bastons, 1994


Miquel Bastons, (1994). “Vivir y habitar en la ciudad” en Anuario Filosófico, 1994 (27), 541-556

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