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Plumas ajenas: Jordi Borja

La disolución de la ciudad en las periferias y la exclusión social en las áreas.
Se tiende a una urbanización difusa, dispersa, fragmentada y segregadora, la no ciudad. Barrios cerrados, conjuntos de vivienda social lejos de la trama ciudadana, centros comerciales que no son centros urbanos solamente rodeados de estacionamiento, puntos nodales cuya única vida la da la gasolinera, un bar y un pequeño supermercado, polígonos industriales pomposamente denominados parques de innovación tecnológica y que pueden ser galpones de almacenamiento, suelo expectante pendiente de obtener beneficios especulativos, vías más o menos rápidas al servicio de los autos privados, contaminantes y condición para multiplicar el precio del suelo, etc.
La otra cara es la ciudad compacta y excluyente, donde se concentra principalmente una parte importante de sectores altos y medios, residentes y/o usuarios de las áreas centrales, donde se realizan grandes proyectos complejos para el terciario superior (financiero, administrativo, comercial), la “nueva economía” (o “economía del conocimiento”), las instituciones políticas, etc. Los centros históricos se museifican y se gentrifican, los barrios residenciales se securizan mediante la homogeneización social, los barrios populares van modificando su población a medida que se produce la renovación urbana y algunos barrios degradados son refugio de colectivos marginados, no necesariamente marginales. Progresivamente los sectores populares son excluidos de la ciudad, del lugar donde se puede ejercer la ciudadanía, el derecho a la ciudad se pierde o se reduce a mínimos.
Jordi Borja


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