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Aisthesis arquitectónica con el concurso de Juhani Pallasmaa (XXIX)


Blaine Ellis (1942)

Un edificio no es un fin en sí mismo; enmarca, articula, estructura, da significado, relaciona, separa y une, facilita y prohíbe. En consecuencia, las experiencias arquitectónicas básicas tienen una forma verbal más que una nominal. Las experiencias arquitectónicas auténticas consisten, pues, en, por ejemplo, acercarse o enfrentarse a un edificio, más que la percepción formal de una fachada; el acto de entrar, y no simplemente del diseño visual de la puerta; mirar al interior o al exterior por una ventana, más que la ventana en sí como un objeto material; o de ocupar la esfera de calor más que la chimenea como un objeto de diseño visual. El espacio arquitectónico es espacio vivido más que espacio físico, y el espacio vivido siempre trasciende la geometría y la mensurabilidad. 
Pallasmaa, 2005

El desarrollo consecuente de la estética de la experiencia arquitectónica concluye precisamente en lo que aquí se ha considerado una hipótesis de trabajo teórico: Los edificios son medios para que la arquitectura del lugar se realice en el vínculo que los relaciona con las personas que los habitan.
Era lo que queríamos demostrar y en Pallasmaa encontramos una secuencia sólida de argumentos al respecto.
Ahora es tiempo de afrontar el desafío de sentir, concebir y desarrollar la arquitectura en forma consecuente.

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