Granada
Mucha
razón le asiste a Alberto Vigil: en urbanismo debe pensarse en el barrio como unidad mínima de sentido,
intervención y producción de la ciudad.
Un problema
principalísimo es dar con el tamaño conforme, esto es, con la extensión e
intensidad de la habitación del barrio. Es necesario reconocer que cada lugar
tiene una contextura propia y la comunidad que allí se asienta debe conformar
una densidad óptima. Por ello debe condenarse tanto los suburbios difusos tanto
como las congestiones. Por ello debe tantearse, por aproximaciones sucesivas, a
la densidad, compacidad y extensión conformes a la realidad social y geográfica
del emplazamiento.
Por
ello, en el territorio urbano deben cultivarse con cuidado los urbanógenos
adecuados a los territorios y a las comunidades habitantes, hasta conseguir el
hecho urbano palpitante de vida sana.
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