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Emociones en patrones de habitar (II: Sendas)

Meindert Hobbema (1638- 1709) El camino de Middelhamis (1689)

Casi siempre es bueno tener un camino por recorrer, por más que los impacientes ansíen descansar en la meta.
Es preciso contar con una cuota de entereza: emprender la marcha necesita un leve empujón de la voluntad. Salir de la situación de confort sedentaria supone una pequeña prueba a la tranquilidad muelle de la habituación, por lo que toda senda comienza con una cierta sorpresa o expectativa.
El funcionalismo mecanicista moderno nos ha privado del sentido del deambular con placer implícito en la propia marcha. Salvo para los turistas, toda distancia es un obstáculo a vencer por el medio más expeditivo.

Pero no todas las sendas se rinden a la miseria de la pura circulación.

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