Passage des
Princes (Paris)
En su
magnífico cuento titulado El otro cielo,
Julio Cortázar ha explotado al límite las emociones suscitadas por los pasajes.
Como
los umbrales y los cruces, llevan consigo un componente de intriga. Un pasaje
constituye un marco especialmente destinado al homenaje y sobresignificación de
la marcha y, a la vez, de un paso o atravesamiento que siempre tendrá un especial significado. Quizá por ello es que los
centros comerciales, ya desde el siglo XIX, adoptan esta disposición.
La
sorpresa adopta aquí un tono de maravilla.
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