Pieter Claesz
(-1660) Bodegón de arenques (1636)
En todo el mundo, las
identidades nacionales y comunitarias se definen cada vez más a través de
nuevas lecturas de su historia, y dicha historia se fundamenta con frecuencia
en cosas.
Neil
McGregor, 2010
El
examen atento de las cosas que conforman los mundos en que vivimos y en los que
han vivido nuestros antepasados y congéneres nos lleva de la mano por nuevas
formas de historia y geografía.
Porque
nuestros mundos, los de nuestros antepasados, tanto como los de todos nuestros
congéneres, son mundos de cosas, artefactos útiles que median entre una
condición especial que nos damos y la naturaleza. Así, con la disposición
general de las cosas, dibujamos territorios en donde se ordenan los objetos del
mundo a la mano. Trazamos geografías. Por otro lado, escribimos las circunstancias
del modo peculiar que nos las habemos con el tiempo. Registramos historias.
Mucho
tiempo después, el hallazgo de una cosa aquí, otra allá, nos ofrece la
oportunidad de urdir mapas, relatos y arriesgadas conjeturas sobre una
condición que llevamos consigo y que, por alguna misteriosa razón, no
terminamos de comprender, salvo, quizá, en algún tiempo en que ya no importe.
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