Es claro que la cuestión de la sostenibilidad no
pasa solamente por el consumo energético. Básicamente se trata de una cuestión
cultural, esto es, que envuelve una serie de otros factores “no cuantificables”
tan importantes cuanto los energéticos, referidos a los hábitos de consumo, de
comportamiento social, de desplazamientos, de localización, de respeto a la
memoria acumulada, a la constitución de los lugares y a las relaciones que las
personas y las edificaciones mantienen entre sí y con el espacio en común; con
las transiciones entre lo individual y lo colectivo, entre lo público, lo
semipúblico y lo privado. Se trata de una intrincada red de interacciones entre
factores objetivos y subjetivos, entre lo real y lo imaginario y entre lo
material y lo inmaterial, cuando hablamos de sostenibilidad.
Jorge
Jáuregui
Cierto
es que la cuestión de la sostenibilidad no pasa solamente por el consumo
energético.
En
torno a los problemas de la energía es que comienza a pensarse en la idea de
sostenibilidad. Es, entonces, apenas una punta de una madeja. Por algo se
empieza a razonar y en principio es imperioso preguntarse por tres aspectos
principales:
- Asegurarse
fuentes regulares, accesibles y renovables de energía, constituye un
primer punto.
- Hacer
equitativamente accesibles los usos de estas energías al conjunto del
cuerpo social es un segundo aspecto
- Mitigar
el impacto ambiental es una tercera y crucial cuestión
En lo
que toca a la arquitectura, el urbanismo y el habitar, la sostenibilidad
energética tiene múltiples aspectos especialmente críticos. Ente otros:
- Revisar
a fondo el gasto energético acumulado en los insumos de la industria de la
construcción
- Considerar
de un modo holístico (ambiental, social, económico) los problemas de
movilidad urbana, asentamiento y desarrollo urbano.
- Abordar
según un método multidisciplinar los usos y perspectivas del habitar
humano en lo que toca a su desarrollo actual tanto como en sus
proyecciones a futuro.
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