Helen McNicoll
(1879- 1915) Interior (1915)
La
disposición tanto de iluminación eléctrica como de amplios ventanales hace de
los interiores contemporáneos lugares inundados de una luz relativamente pareja
y constante.
Sin
embargo, la luz siempre se las arregla para efectos astutos. Pocas cosas son, a
la vez, tan nimias y tan gratificantes como los efímeros efectos de las manchas
de luz. Hay que aprender a poner atención a estos fenómenos, ya que en muchas
ocasiones tienen efectos mágicos sobre el tono emocional de los ámbitos.
Los
pormenores de la luz, las penumbras y aún las sombras son una riqueza
omnisciente en los ámbitos que habitamos. Sólo es preciso acomodar la mirada y
el ánimo.
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