La plaza
Independencia con el Palacio Salvo en construcción. Montevideo
Lo
que habitamos es un horizonte: las arquitecturas en concierto urbano se
desarrollan entre el suelo y el cielo y su
forma se delinea mediante el contorno que lo separa del este último.
Para
cada ciudad, el trazado moroso de esa línea de cielo (skyline, en inglés) es un capital patrimonial especialmente
valioso. Merece el cuidado y atención que no suele tener el mero pujo
especulativo que impulsa hacia lo alto. Merece el cuidado y atención que no se
agota en una burocrática regulación municipal de alturas. Merece el cuidado y
atención que son un exacto y particular reflejo de la cultura arquitectónica de
cada ciudad.
La
preservación, cuidadosa administración y acertado cultivo de esa sensible línea
que recorta la ciudad contra el cielo es una política urbanística del primer
orden estratégico
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