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Afectaciones al decoro (II)


A las sevicias del estigma del empobrecimiento se le agrega, por obra de la política afectación al decoro del hábitat popular, la enajenación.
Mientras que la auténtica arquitectura vernácula opera morosa y detenidamente tanto con tectónicas apropiadas como con lenguajes hondamente decantados, los modos industrial-capitalistas de producción aplican intensiva y extensivamente tecnologías sobresimplificadoras y unas tristes versiones de vocabularios empobrecidos.

De este modo, las políticas sociales de vivienda al uso consiguen infligir una segunda y capital afectación al decoro: una enajenación que distancia afectivamente a los moradores de sus alojamientos y de sus anodinos escenarios antiurbanos. 

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