Tivadar
Csontváry Kosztka (1853- 1919) Mujer
sentada junto a la ventana (1890)
La
dignidad humana de todo habitante lo vuelve una entidad mucho más compleja y
elevada que la de un mero usuario.
Por
ello, el valor de los lugares habitados no se puede determinar en forma
mecanicista, puro ejercicio de unas elementales somatometría y ergonomía. Es
preciso considerar todas y cada una de las dimensiones humanas del habitar y a
todas éstas y en conjunto, otorgar magnitud conforme. Esto de las magnitudes
conformes es la congruencia ética de
los gestos rituales del cuerpo con la múltiple dimensión de cada ámbito
habitado.
No se
trata de estándares minimizados por racionalizaciones reductivas. Se trata de la
medida de la dignidad humana de los lugares habitados. Una dignidad que no es
constricción, empaque ni exceso: unas magnitudes conformes.
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