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Estructura fundamental del lugar: Esfera

Zygmunt Andrychiewicz (1861-1943) En la mesa del café (1891)

Un lugar habitado adopta una arquitectura primordial de esfera cuando se despliega según un modo sintético y concurrente una estructura fundamental al efecto.
Una cadencia regular de marchas tiene en ella comienzo, desarrollo y conclusión: este intervalo despliega una primordial profundidad perspectiva ritmada por los pasos del cuerpo. Una actitud corporal dada extiende la dimensión vertical, que opone al suelo un cielo, separando aquello practicable y alcanzable de todo lo que oficia de fondo perceptivo. Una amplitud general de los gestos contribuye a determinar la latitud operativa del lugar.
En la esfera espaciotemporal así configurada se distribuye un tono sonoro peculiar: un murmullo apropiado y una escala de potencias acústicas aptas para vociferar, susurrar y también callar significativamente. Al gradiente sonoro se le superpone uno térmico, que sustenta la zona de confort relativo y sus regiones relativamente más cálidas o frescas, dispuestas como locaciones de ajuste alternativo. Por su parte, la luz ofrece su capacidad de revelar la contextura de las cosas, mediante revelaciones, destellos, penumbras y sombras. La atmósfera de la esfera se completa con un cierto tono olfativo sobre el cual modulan los diversos aromas de las circunstancias.
El alcance relativo que ofrecen las cosas a la mano dicta otro gradiente a la constitución de la esfera habitada. Asimismo, la esfera efectivamente habitada es un constructo obtenido siempre con una cuota de trabajo y deliberación: allí donde se verifica la imposición de un conjunto pertinente de reglas que separan los juegos de dentro y de afuera. La contextura propiamente afectiva de la esfera se despliega, por su parte, con adhesiones y rechazos relativos. Toda esfera, en resumen, constituye una cavidad que se explora y puebla según unos adentramientos rituales, ciertas cadencias que dan la bienvenida a los propios y cierran los caminos a los extraños.
No son extrañas a la esfera tanto las perspectivas de aquello que sobrevendrá tanto como lo que dejamos sumir en el olvido, cuando no en la memoria lejana y distante de la vida ya vivida, amparando ahora una esfera presente y llena de circunstancia.

Una simple y elegante escena de una pareja en reunida a la mesa tiene una meticulosa estructura de esfera habitada.

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