Villa en el
Lago de Como
Hay
lugares tan hermosos que incurrir en un desatino arquitectónico es un delito de
lesa humanidad.
Pero
es que en cada lugar es imperativo
interrogar amablemente a los genius loci sobre aquellos recaudos
imprescindibles para no incurrir en faltas irreparables al decoro. Deberemos
prestar oídos atentos a las voces profundas de la tierra, del agua, del aire y
del fuego, elementos constitutivos del lugar. En caso contrario, es mejor de
abstenerse; la Tierra no merece ser mancillada con la desidia, la avaricia y el
afán de ocuparlo todo.
A
este respecto, toda prudencia es poca.
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