Burano
Lo que sigue es un repaso a los
principios generales que debería seguir un plan urbano que contemple la
dimensión humana. El punto de partida es sencillo: actividades humanas
universales. Las ciudades deben proveer buenas condiciones para que la gente
camine, se pare, se siente, observe, hable y escuche.
Si estas actividades básicas,
que están relacionadas con el sistema sensorial y motor, pueden desarrollarse
en condiciones óptimas, tanto estas como decenas de otras podrán florecer en
diversos entornos humanos. Entre todas las cuestiones a las que un planificador
debe atender, la más importante es prestarle atención a la escala pequeña.
Jan
Gehl, 2010
Puede
que las actividades humanas universales
deban formularse en términos un poco más genéricos (para que merezcan
plenamente la caracterización de humanas) y un poco más comprehensivas (para
que merezcan viablemente el carácter de universales).
- Así, por caminar, proponemos marchar o deambular, esto es, desplazarse el viandante a su propio ritmo y velocidad corriente.
- Por pararse y sentarse, proponemos aquí detenerse o aposentarse o tomar estancia, toda vez que el cuerpo conquista a su modo una posición relativamente fija en el lugar.
- Introduciremos una actividad humana y universal que es la propia del atravesamiento de umbrales, capital para el habitar.
- Por observar, consideraremos una función más compleja y a la vez más específica, que es la de elaborar mapas cognitivos del territorio, tarea crucial para el adecuado desempeño como habitante urbanita.
- En fin, por hablar y escuchar, generalizaremos aquí bajo el término interactuar, que afecta tanto las relaciones del sujeto con su ambiente físico, así como con los demás congéneres.
En el
futuro se verá cómo es posible reflexionar sobre esta estructura de términos.
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