Galería
Vittorio Emanuele II, Milán
En la
senda se avecinan, elegantes, los establecimientos comerciales, mientras que
con un gesto grandioso y tenue, a la vez, se cubre apenas la inclemencia del
cielo.
Entonces
sucede la galería comercial. Un deambular entre los escaparates acechantes a
salvo de la intemperie ambiental y social. Templo moderno de los rituales
recurrentes del consumo, signo de los tiempos. Pongámonos cómodos y hagamos
circular frenéticamente los signos de una economía que ansía el vértigo.
Y por
encima, el Otro Cielo, las cúpulas y bóvedas de la ilusión de estar a cubierto, incluidos gozosos en la coreografías
de los intercambios. Afuera, la ciudad y sus palomas.
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