Albert Cresswell
(1879-1936) Dos muchachas en un parque
(1903)
La
recurrente amenaza del hambre hace que toda comida sea, ante todo, un proyecto,
una anticipación del futuro, un plan, cuando no una confabulación.
Es
así que la comida comienza por ocultarse tras el horizonte y hacia adelante, en
la sima alethotópica. Llegar a
constituir mesa es, entonces, un proyecto y construcción deliberados. Cada uno
de los platos es primero imaginado, luego diseñado, elaborado y dispuesto ante
sí.
Recíprocamente,
cada vitualla es memoria, rescate y recuperación de experiencias que nunca son
nuevas del todo, sino que guardan, acaso difuminadas, las huellas de nuestro
primer alimento fundamental, el primer afecto, la primigenia señal de un mundo
que nos brinda una tierna bienvenida.
Acaso
por el juego de estas dos opuestas dimensiones, la ceremonia de la comida no
deba reducirse nunca a un mero consumo, tan banal como el que más. Pero es lo
que está sucediendo hoy y es preocupante.
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