La dama en la
ventana. Marfil fenicio
En
principio apenas si sucedió un mero agujero en un muro, un puro expediente para
una sumaria ventilación, apenas un ventanuco.
Pero
cuando ocurre una ventana que merezca
la dignidad de tal denominación, es cuando una mirada humana la atraviesa para
ver más allá.
Y
entonces sucede algo virtuoso: desde el cobijo del cubil es posible dirigir una
perspectiva sobre el mundo circundante. Desde el interior al que siempre
regresamos puede establecerse un punto de vista para abordar todos los
derroteros.
Una
mujer asomada en la ventana vuelve a inaugurar, prístinas, todas las ventanas
que han sido y serán.
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