Gustave
Stoskopf (1869 - 1944) Campesino en la ventana (1930)
Una
vez que uno va reconociendo una a una las dimensiones propiamente humanas de
las ventanas, se va convenciendo que éstas desempeñan un muy importante papel
en la existencia del habitante.
En lo
que toca a las dimensiones existenciales, las ventanas se abren, de suyo a todo
lo que emerge más allá de los límites de la morada. La ventana se abre sobre lo
que sobrevendrá y la perspectiva humana está proporcionada por el diseño de la
ventana en concurrencia con la actitud de la persona que la puebla. Obsérvese
la humildad campesina en la ventana ilustrada. No es un puro efecto de la
modestia material de la construcción, sino resultado de un particular
estar-en-el-mundo.
Recíprocamente,
por el costado contrario del lugar de la ventana se abre la región de la
memoria y el olvido: el lugar de la vida ya vivida, por oposición a lo que
vendrá con la brisa vivificante que atraviesa el umbral.
Allí,
precisamente en el lugar en donde se articulan estas dos dimensiones, residen los que existen, aquellos que sabemos
que vamos a morir, mientras que contemplamos absortos todo aquello que nos
muestra la ventana.
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