Michael Ancher
(1849 – 1927) Paisaje veraniego con dos
jóvenes (1887)
Sentando
nuestros reales, tenemos lugar.
Hacemos
presencia: constituimos el lugar geométrico que puede indicarse, según
corresponda, con yo/aquí/ahora. En la
concurrencia simultánea de estas tres nociones empezamos a establecernos,
comenzamos por detentar una esencial soberanía: el centro a partir de lo cual
proyectar la categoría de lo nuestro.
Nuestro
habitar tiene, como componente ineludible, un sentar nuestros reales. Pero, con
ser esencial, tal componente no agota el sentido del concepto pleno del
habitar.
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