Luigi Zago
(1894 –1952) Playa de Montevideo
(1950)
Habitamos
escudriñando el cielo y los confines aparentes de la tierra, atentos y
anhelantes de signos de lo nuevo, de lo que aún no es, pero podría ser, de lo que
fuera bueno que llegara a ser.
Esta
forma de contemplación del horizonte constituye una actitud existencial de
principalísima condición: completa en sí la estructura fundamental del lugar y
del paisaje, a la vez que deja asomar el desocultamiento virtuoso del porvenir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario