Johannes
Vermeer (1632 – 1675) Mujer dormida (1657)
Uno
de los instrumentos que deberá implementar el arquitecto humanista en el futuro
será una indagación sistemática y rigurosa en los sueños y deseos que refieren
al habitar. A esta indagación se propone aquí llamar onironáutica.
No
cuesta mucho imaginar qué operaciones deberán desplegarse: la escucha atenta,
la hermenéutica de los relatos, la estimulación de la actividad imaginativa,
así como una suerte de mayéutica del deseo profundo. De las recurrencias se
podría acaso inferir unas caracterizaciones muy generales de la condición
humana, mientras que de las ocurrencias particulares se obtendrían valiosas
directivas para la creatividad y la innovación.
Y no
sería otra cosa que conformar a la arquitectura como un servicio social
respetuoso de las demandas más profundas de las personas.
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